
Microsoft participa en Open AI, que destina 38.000 millones a Amazon Web Services (AWS) para garantizarse acceso a su infraestructura y a equipamiento de Nvidia, que también invierte 100.000 millones en Open AI. Gran parte del flujo de dinero de las grandes tecnológicas es circular: fabricantes de equipos y vendedores de servicios participan de forma recíproca en las empresas para generar un ecosistema económico cerrado donde se reparten inversiones y beneficios. La estrategia es muy antigua, pero el volumen de inversión es inédito y a este estrés financiero le han seguido anuncios de miles de despidos y recelos ante una posible burbuja o la creación de un oligopolio en torno a la inteligencia artificial (IA). La fórmula conocida como financiación del vendedor o inversión circular no es nueva. La han utilizado multinacionales y consiste en inversiones mutuas donde las empresas se dan apoyo financiero y adquieren participaciones de sus distribuidores, compradores e incluso competidores para expandir o afianzar mercados así como para presentarse ante los inversores como un gran negocio.Esquema de financiación circular publicado en un estudio de Morgan Stanley Research.“Lo primero que se mira para ver el valor una empresa es la facturación y los especuladores consiguen con eso [la financiación circular] una imagen de mayor poder”, explica Pedro Palos, catedrático en la Universidad de Sevilla de Economía Financiera y Dirección de Operaciones y especializado en el sector digital y sociedad del conocimiento. “Para avanzar como lo están haciendo necesitan grandes inversiones y, para lograrlo, engordan la magnitud y el volumen de negocio”, añade. En esta línea, dos centenares de científicos han firmado una carta a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, acusando a las compañías de exagerar las capacidades de la IA (“lenguaje de marketing engañoso de las empresas tecnológicas estadounidenses”, reza la misiva) y promover una burbuja con intereses comerciales. Los firmantes reclaman que no se rebajen las cautelas previstas por la UE. “En lugar de abordar eficazmente los daños [de la IA] y evitar que las empresas exploten a los trabajadores y roben el trabajo creativo, la presidenta está promoviendo la burbuja de la IA que sirve a estas empresas”, advierte Kris Shrishak, del Consejo Irlandés de Libertades Civiles e impulsor de la iniciativa.También el Comité de Política Financiera del Banco de Inglaterra advierte de “un riesgo creciente de corrección repentina” del mercado. Observa “cuellos de botella” en las cadenas de suministro de energía, datos y materias primas necesarias para satisfacer la demanda, así como una desproporcionada carrera entre el desarrollo de modelos y las capacidades para implantarlos, algo que puede afectar a las inversiones en infraestructuras.Palos coincide en la existencia de un riesgo de burbuja y no solo por la financiación circular o por las razones de las que alerta el Banco de Inglaterra: “¿Qué va a pasar cuando las empresas que mejoren su competitividad y pongan más productos al mercado? ¿Quién los va a comprar si continúa el deterioro del poder adquisitivo de las familias y los trabajadores? Evidentemente hay un riesgo de burbuja: al exceso de producción le seguirán los despidos masivos y no solo en el sector tecnológico. La IA puede hacer a cualquier empresa mucho más rentable y competitiva, pero las que no lo sean desaparecerán”.Esta supuesta burbuja exige un gigantesco gasto para el acelerado desarrollo y mantenimiento de la infraestructura de la inteligencia artificial que obliga a buscar más fórmulas, al margen de las financieras. “Nos estamos quedando sin formas sencillas de asegurar más fondos, por lo que seguirá la reducción de costes”, sostiene en X Pratik Ratadiya, jefe de producto de IA Narravance. Uno de esos costes son los laborales.Amazon ha emprendido este año un recorte de 14.000 empleos, 1.200 de ellos en España. IBM, según un portavoz, ha previsto en este último trimestre el despido de “un porcentaje bajo, de un solo dígito, de la fuerza laboral global”, que asciende a 270.000 personas y donde un recorte, aunque sea en una proporción inferior al 10%, significa cientos de ceses. Meta despedirá a unos 600 empleados dentro de su unidad de inteligencia artificial. Chegg, la empresa de educación en línea, prevé una reducción del 45% de su plantilla, Salesforce ya ha recortado 4.000 puestos del servicio al cliente y UPS lo ha hecho con 48.000 puestos. Y la lista continúa. En España, Telefónica ha convocado a los sindicatos para negociar un ERE para 5.000 empleados.Algunas empresas, como Salesforce o UPS, admiten que la robotización y automatización de tareas han dejado obsoletos algunos puestos. Amazon, sin embargo, no atribuye directamente a la inteligencia artificial los despidos en su compañía. Nishant Mehta, vicepresidente en una de las divisiones esta multinacional, lo niega: “Tienen que ver con cómo alcanzar las eficiencias adecuadas, cómo hacer que el equipo pueda tomar las decisiones correctas en todo momento y de una manera muy rápida; no está relacionado con la IA”.Mehta, durante un encuentro con prensa internacional en Seattle, sede central de la multinacional, al que fue invitado EL PAÍS, rechaza que la revolución tecnológica genere paro a largo plazo: “La IA va a crear muchos más puestos de trabajo al final”. Sri Elaprolu, director del Centro de Innovación de IA generativa de AWS, precisa la repercusión laboral de las innovaciones. “La naturaleza del trabajo va a cambiar”, admite para poner como ejemplo los cambios surgidos tras la electrificación o en el transporte. “Pero tenemos que entender el valor de lo que se obtiene y el tiempo que libera para poder hacer un trabajo más importante y valioso”, añade. “Debemos continuar mejorando nuestras habilidades, necesitamos continuar mejorando en el uso de la IA para asumir trabajos de mayor complejidad. La preparación es de vital importancia y comienza en todos los sectores de la sociedad, desde las empresas a los gobiernos locales. Todos tendrán que hacer su parte, colaborar y estar preparados para manejar esto porque el beneficio neto para la sociedad es mucho”, defiende.Más informaciónEn relación con la inversión circular en tecnológicas aparentemente competidoras (Amazon fabrica sus propios chips, como los últimos Trainium e Inferentia, pero en el acuerdo con Open AI se incluye el acceso a los aceleradores GB200 y GB300 de Nvidia), Nishant Mehta defiende que es una práctica obligada. “Para lograr una cadena de suministro internacional, trabajamos con proveedores de todo el mundo con el fin de satisfacer las necesidades de nuestros clientes”, argumenta.Tampoco respalda el riesgo de burbuja que advierte Palos o el Banco de Inglaterra, aunque entienda que se especule con él. “Es natural que, cuando hay una inversión de este calibre [la global prevista en IA]haya escepticismo. A veces es saludable y, a veces, paranoia”, comenta. Y añade: “Mientras tengamos fundamentos comerciales sólidos, tanto si es o no una burbuja, creemos que vamos a estar bien”.El otro riesgo de la práctica de la financiación circular del clan tecnológico, encabezado por compañías gigantes, es que derive en una concentración de intereses que genere un oligopolio, un mercado donde un pequeño número de empresas domine la oferta de productos o servicios. Palos cree que es un temor fundamentado, pero el directivo de Amazon lo rechaza: “Creemos que hay espacio para que todos crezcan, así que no consideramos que esto vaya a ser una cosa de un jugador y dos jugadores. Esta industria va a ser masiva”.Sri Elaprolu también rechaza el riesgo de concentración —“todo lo contrario”, replica”— y argumenta que trabajan con todos los actores porque la misión de una empresa es “brindar al cliente las capacidades adecuadas para que pueda construir lo que sea apropiado de una manera segura y rentable”.
¿Burbuja en la IA? El clan tecnológico invierte en sí mismo de forma circular y abre la espita de los despidos masivos | Tecnología
Shares:
