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En el marco de la conmemoración de los 40 años de la toma y retoma del Palacio de Justicia, EL TIEMPO y la Universidad Externado realizan un foro para compartir las principales reflexiones, los hallazgos de las investigaciones y rendir homenaje a las víctimas, cuyas voces siguen recordando las heridas abiertas del holocausto.En el segundo panel, moderado por Jhon Torres, editor de la sección País de EL TIEMPO, Alejandra Rodríguez, hija de Carlos Rodríguez, administrador de la cafetería del Palacio y uno de los 11 desaparecidos; Eduardo Matson, sobreviviente de la toma; Carlos Medellín, hijo del magistrado Carlos Medellín Forero; y Mauricio Gaona, hijo del exmagistrado de la Sala Constitucional Mauricio Gaona, expusieron, 40 años después, el dolor por los asesinatos y torturas, algunas con responsabilidad del Estado colombiano.”Fui objeto de torturas. Hubo un momento en el que invoqué a un compañero, Miguelito Maza, lo llamé y luego me soltaron”, recordó Matson.Carlos Medellín recordó las amenazas que sufrían la Corte Suprema y el Consejo de Estado como antesala de la toma de la sede judicial por la guerrilla, los días 6 y 7 de noviembre de 1985. La Corte Suprema tramitaba la ponencia del magistrado Gaona Cruz sobre la exequibilidad del tratado de extradición, por el que los carteles del narcotráfico declararon la guerra al Estado colombiano, mientras que el Consejo de Estado llevaba procesos contra militares por violaciones a los derechos humanos.”Las amenazas no solo eran telefónicas, sino también por escrito. Eran advertencias directas a los magistrados, dirigidas incluso a sus familias y a sus hijos. En el caso de mi padre, le decían que ‘era un firme candidato para ocupar un lote en Jardines de Paz’. Así eran las amenazas, y no eran menores”, señaló Medellín.Por su parte, Mauricio Gaona, hijo del exmagistrado Gaona Cruz, aseguró que el memorial de agravios de la toma del Palacio de Justicia, 40 años después, debe escribirse con la verdad. “El incendio lo inició el M-19. Inició porque esa era una de las razones para tomarse el Palacio de Justicia. Era muy fácil asesinar a los magistrados fuera de estas edificaciones, pero la razón de la toma era quemar las solicitudes de extradición y las pruebas de los expedientes. Es decir, había que eliminar a los autores intelectuales del tratado y los archivos materiales”, aseguró, refiriéndose a los hechos en los que un pelotón de guerrilleros se tomó a sangre y fuego las instalaciones del Palacio de Justicia y mantuvo como rehenes a magistrados y civiles durante 28 horas.”Siempre me quedará en la memoria que Manuel Gaona Cruz estaba investigando a Pablo Escobar y, el día de la toma, el salió con la ponencia de la exequibilidad del tratado debajo del brazo”, agregó Gaona. Alejandra Rodríguez contó que la falsa teoría de la connivencia entre los ocho empleados de la cafetería con los guerrilleros, supuestamente por tener un gran aprovisionamiento de alimentos, fue un chivo expiatorio para que el Ejército intentara justificar sus torturas, muertes y desapariciones.Noticia en desarrollo…
